El progresivo deterioro ambiental, en general asociado a avances extractivistas en territorio, está generando múltiples conflictos sociales. Un ecosistema degradado desplaza a sus habitantes y con ellos el conflicto viaja hacia fronteras que se cierran. En paralelo a este deterioro ambiental asistimos a una concentración de la riqueza que es fuente de conflictos y se explica, entre otras causas, en el expolio de los recursos naturales y energéticos a lo largo y ancho del planeta. La respuesta a esta crisis exige cambios de modelo que reviertan de forma rápida el deterioro ambiental y una redistribución de la riqueza generada que sólo puede ser posible de la mano de un nuevo poder político y económico organizado en torno a formas más autonómicas en lo social y político.

Ideas sobre cómo comunicar el colapso civilizatorio
Por Luis González Reyes, en la Revista 15/15/15 Vivimos las primeras etapas de un cambio civilizatorio de grandes proporciones. En este proceso, viviremos la quiebra […]